jueves, 14 de octubre de 2010

Simple confesión

A través de mis ojos pasa el tiempo. Y no es el clima quien los cambia de color, son las personas con sus acciones, sus enseñanzas. Son esas huellas que suelen marcar el alma hasta lo más profundo del ser. Hasta el centro de mí universo. Antes no había entendido por qué, desde temprana edad, los iris se transformaban en pasos. Después me di cuenta que eran brincos hacia nuevos espacios, saltos en el instante. Dimensión en mis dimensiones ligeramente descolocadas. Auras circundantes, individuos especiales. Eso. Los individuos y sus individualidades. Ellos dejaron pegado un retazo de sus personalidades, sus gustos por la música, el arte, ciertas comidas, libros, películas... pero, sobre todo, amor.

Amor por la vida y sus pequeñas maravillas.

V

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